No temas…
En mí guardaste
suficientes huellas
para cuando tus pasos no resuenen,
para cuando tu voz se vuelva hueca,
para cuando tus brazos no me alcancen
y no digan mis labios lo que esperas.
No temas…
Yo no puedo olvidarte.
Creció entre mis vertientes
tu silencio impreciso
y, aunque nada me digas,
te recuerdo.
No temas…
Estas sombras pequeñas
que mi sombra cobija
dicen tu nombre a gritos,
cada instante…
Y aunque me olvides tu,
y aunque te marches,
y aunque te quedes mudo,
y aunque mueras.
Yo no voy a olvidarte.
¡Es tanto lo que dejas!