No sé de donde nacen
las penas de mi alma.
Ni sé de los caminos,
llevándome a encontrarlas.
No sé con cual dictamen
los recuerdos me lanzan
esos miles recuerdos
que mis páginas cargan.
No sé desde qué fechas
me impuse contagiarlas
de este siempre silente
navegar por sus aguas,
en un rio crecido
como fuente de lágrimas.
Yo no sé ya, qué rumbo
tomar para mi marcha
con el vuelo impreciso
que han tenido mis alas,
en ese buscar siempre
donde no encuentre nada.
Y aún, no entiendo cómo
escribir tantos versos
que a nadie le importaran,
mientras los años pasan
y mi musa de siempre
permanece en su zafra.