No, debiera ser mi nombre,
porque no va siempre
de primera mano;
ante la circunstancia,
el desarraigo,
el devenir de todo
lo que fue escapando,
la certeza del nunca
que siempre cruza
los cerrados labios…
para seguir caminos
que nunca disfrutamos,
para forjar promesas,
para seguir luchando,
con la simple tristeza
de adioses y desmayos.
No, debiera ser la súplica
que siempre quiebre el plato
de todo lo indeseado,
para que los castigos,
nunca siembren
el temor a luchar
o al desacato.
No, es no,
por encima de todos los motivos.
No, es no para mí
desde la primera mirada
¡hacia el abismo!
No es no, del no querer
seguir andando
esos cansados pasos
que alguna vez cruzamos…