Crin negra en el viento
sudor que navega
hasta las mismas plantas.
Los pies sujetos
al ritmo que aprisiona.
Nalgas gráciles dando
movimientos y susurros,
senos saltando alegres,
la risa, sin desmedro,
y el espíritu alegre,
volando como el viento.
Ti qui ti qui ti, ti qui ti qui ta,
ti qui ti qui ti, ti qui ti qui ta,
ti qui ti qui ti, ti qui ti qui ta,
ti qui ti qui ti, ti qui ti qui ta…
Siempre alegre y risueño.
Las manos bien seguras,
la cintura ciñendo,
la mirada insinuante,
al ritmo del requiebro,
los pasos conmoviendo
el polvo sin remedio.
El cuerpo sudoroso
siguiendo el movimiento
de un tambor que te lega
su historial de lamentos,
y el mismo sol brindando
los mismos rayos viejos.
Es mi tambor de siempre,
en mi fiel Barlovento.