Me legas el no ser,
tranquilamente.
Como si fuera un pacto
que alguna vez tuvieras.
Como si mis amarras
continúan en pena
de tus propios decires
y tus muchas condenas.
Me legas al no estar
desde lejanas huellas,
y mis lazos se unen
cada vez que mi estela
de versos encumbrados
más allá de la cima
de todas mis querellas.
Me legas el no ser
a lo que siempre he sido,
y mis versos delatan
el sentimiento henchido
de los tantos recuerdos
y los tantos olvidos,
escribiendo mis versos
lo que nunca he perdido.
Me legas el silencio,
cuando el silencio es mío,
y no puedes quitarme
lo que nació conmigo,
entre lunas y cantos
y soles y suspiros,
de escribir desde siempre,
lo que siempre he querido.