Lucha
Lucha

Lucha

Lucha de voces

Que llenan mi conciencia,

imbricada de cantos y lugares,

marisma altiva

con hedor de peces

y luces tropicales.

Todo está aquí, conmigo,

en mi macuto

de encerrar las estrellas

estivales,

para aplacar el hambre

de siempre recordarme.

 

Casa vieja, poblada

de fantasmas y miedos,

de aventuras audaces,

de caminos de tierra

persiguiendo festivos

encuentros vecinales.

 

Casa vieja,

larga extensión

de nuestro propio cuerpo,

donde antes merodeamos

a nuestras propias ansias,

conquistando tu espacio

en el simple segundo

de hacer nuestro, lo nuestro.

 

Casa vieja,

de helechos

y ensombrecidas tejas,

de puertas y ventanas

con sus molduras viejas

con su piso dolido y desgastado

deliberando ausencias

que le acechan.

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