Los árboles reclaman libertad
cuando caen sus hojas
y su tronco, desnudo,
reclama hojas
para su reemplazo.
El río reclama libertad,
cuando lleva su paso
hacia lagos y mares
que lo esperan
negándole el retraso.
Las sombras,
no pueden ser sombras
de lo que son ahora,
por eso vagan libres
de una noche a la otra…
La luz,
reclama sus espacios,
cada instante.
Se llena de color
y resplandece,
se llena de calor
y nos despierta…
mientras el sol
se mete entre las nubes.
Los pájaros,
vuelan, y en su volar
cantan y sueñan
llegar al más allá
de todas las fronteras.
El viento
viene y se va,
según le dé las ganas,
sin pedir permiso
en su jornada diaria.
Solo a veces se opaca
cómo se opaca
el canto de las aves,
cuando algo las acalla,
y ese algo, intangible,
parece dirigir toda la trama.
¿Tu y yo?
sólo mirones,
que parecen sufrir
ante la ofrenda
del diario caminar
en cada agenda.
¡Esa es la libertad
que muchos más
quisieran!