Hay un mundo que ocultan
las palabras que callas,
una piel no tocada,
una voz que no escuchas,
un mundo que se mueve
detrás de las penumbras,
un quién sabe qué cosas
sepultadas de ausencias,
una triste memoria
cerrada a las respuestas.
Porque cuando callamos,
hay un deslave oculto
transfiriendo las huellas
de unos pasos heridos
que sin desear, avanzan,
haciendo más amargos
los recuerdos que quedan.
Un oculto despliegue
de novedades tristes,
de rabias infinitas,
de indeseados letargos,
de sentimientos mudos,
de risas suspendidas,
para morir mañana
sin entregar respuestas.
Ese mundo tan tuyo
con su ausencia de verbo
tiene un corto camino
y un deambular eterno.