¿Dónde termina la voluntad del hombre?
¿En su indómito sueño de ser libre?
¿Es en el solo hacer
la libertad de otros,
hombre, mujer,
de ahora y de mañana.
Grito esperanzador de bendiciones
que echas sobre la tierra
los clamores
de principios y normas
centenarias,
secuestrados por tantos
que siempre pisotearon
la nobleza del ser
en todos sus contextos?
La voluntad del hombre nuevo
es tan simple
como sumar conciencia
y compartirla.
Es más:
sumar conciencias es casi,
como rehacer el mundo
en que vivimos.