La otra vida que vivo
me pertenece a veces,
y yo le pertenezco
cada vez que le escribo.
Juntas acomodamos
en silencio las hojas
y escribimos los versos
sin pensar, a cualquier hora.
No tenemos las causas
que expliquen las razones,
ni emitimos conceptos,
ni explicamos valores.
Tan sólo disfrutamos
la soledad a duo,
el placer del paisaje
y algún sentir oculto.
Desciframos el tiempo
como si fuera nuestro,
y diseñamos mundos
como el mejor intento.
Escapamos del tedio
en que las horas yacen,
escribiendo poemas
y guardando secretos.
Por eso:
suelo ser dos veces yo,
cuando estoy escribiendo,
la otra vida que vivo
sonriéndole a mis sueños.
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