José Ana
José Ana

José Ana

Silueta de caballero andante,

flacuchento y amable.

Con tu parsimoniosa mirada,

tu gesto grave,

te quitas el sombrero,

te rascas la cabeza,

y piensas tus respuestas

usando tus certezas

como un faro.

Ese eres tu en mis sueños.

Tu risa, siempre recurrente

y tus maneras suaves.

No sabe tanto José Ana,

pero, ¡qué educación!

visten sus hábitos.

Todo en su boca y en su cuerpo

habla de los buenos modales

de mi pueblo:

cauto, analizando todo,

sincero cuando habla

y hasta un poco tremendo.

Las canas que ya cines

gritan bondad de alma.

Y como eres querido

José Ana, Patrón

como te dicen

las mujeres de casa.

La tierra que tú labras

te dice todos los secretos

de la audacia de brotar

entre tus manos cálidas.

Y sabes de la luna

y sus efectos,

de crecidas de ríos,

de remedios

para curar los males,

de las hojas,

de las horas que vienen

con sus sombras

y los días que vienen

con sus retos.

Lo sabes todo tú

con la simple poesía

del que vive en el campo

y lo cultiva con un amor de padre

entre los huesos.

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