Imposible marchar
en tus mareas,
cuando las grandes olas
dignifican
el poder de tornar
sobre mi orilla mística.
Imposible quedar
sobre la arena,
que registra tus horas
y te llena
de ese fervor fugaz
que todo lo duplica.
Imposible ceder,
y concederte
todo ese maremoto
que ahora enciendes
con el único fin
de avasallarme
acallando mi mar
bajo tus redes.
Imposible creer
que ya me olvidas
cuando cada mirada
justifica
ese temblor profundo
de la calma perdida.