Impoluta,
como hoja naciendo
de sus propios designios
y la fuerza del logro.
Impenetrable al tacto
sin sensación que salve
de posibles heridas.
Apertrechada y muda,
esperando la rafaga
y la sentencia oculta,
de tu mirar de águila.
Impoluta…
conociendo de sobra
toditas las etapas:
hoy sol que se recrea
de admiración continua,
y mañana, encerrado
en los muchos enigmas
porque no siente el logro
de admiradas sonrisas.
Impoluta:
sin querer que me cueste nada
envolverme en mí misma,
mirarte desde el fallo
y sonreír apenas
de las frentes eternas
que te halagan, sumisas…
por tanto garbo y por todo
lo que ocultas de prisa.