Crujir de saltos
en la vasta tierra
hablan de la certeza
de tus pasos,
ligeros y sedientos,
en esa vastedad
con que los vientos
arreciaron de sol
tu piel oscura.
Hay un tambor
que grita la futura
redención de tu raza
primigenia.
Tu, que fuiste
la obra de la tierra
en sudor y trabajo
concebida,
serás como una gracia
prometida,
la luz de las vertientes
renacidas,
en todos los derechos
ciudadanos,
que asombraran de patrias
la vigilia.
Hermano negro, hermana negra,
saludo con mi herencia
tu sonrisa.