Hasta el fin de mis días,
hasta el fin de los tuyos,
hasta el fin de esa nada,
que llamamos orgullo…
Hasta las nuevas sombras
y los tantos augurios,
hasta que todo pase
en mi mundo y el tuyo…
Hasta la siempre llama,
que, danzando nos dice
como curar las horas
sanando cicatrices…
Hasta la vida eterna,
que todo lo sugiere:
detrás de las promesas
y los tantos deberes…
Hasta el fin de la nada
tornando nuestro cielo
en tantos tonos grises
y tantos desafueros…
Hasta el fin de la idea
o el final de los tiempos,
recordaré que fuimos
lo mismo que seremos…