El ganar o perder
no fue nunca trinchera
permanente o certera.
Ganas muy pocas veces,
circunstancias que vives
o que llegan
con normal sobresalto
en lo que esperas.
Pierdes, también,
a veces;
no logro entender cómo
pero el peso que pierdes
es mayor:
abandono, trastorno
del no saber ya nunca
como
remiendas lo perdido
con lo terrible poco
que te deja una deuda:
ni ganancias, ni logros.
Pero sigo jugando
un juego así, de locos.