Ésta, ya no soy yo,
y sin embargo,
grita a mi alma
en todos los sentidos.
El amor por el todo,
se ha perdido.
Inútil ya soñar
la misma playa,
el mismo amanecer,
las muchas caminatas,
hasta el mas no poder
de pies desnudos
saludando a las olas
que se marchan
en su eterno ir
que nunca acaba.
No, ésta ya no es la misma,
y sin embargo,
sigo en los mismos sueños,
enclaustrada
entre un no sé por qué
y un hasta cuando
encontrarme a mí misma,
y, tal vez, abrazarme
a mis propios sentires,
con mis propias palabras.
Hablando, sin hablar,
cualquier cosa que pueda
esconder esa gracia
que se oculta de pronto
para crear la magia
de los versos, nombrando,
los nombres
que me faltan,
tan inconscientemente
como ocultas murallas
clamando algún descanso
que, a veces, amilana.
Siendo más culpa mía,
las culpas que me atan
en este laberinto
que va creando sombras
a pesar de mis ansias
por los abrazos idos
y los versos que claman
un seguir navegando
en, no sé ya, que playa…