Esa barca está siempre
amarrada a su orilla.
Allí recibe todas
las noticias del alba,
y llegan poco a poco,
las aves a poblarla
mientras las olas pasan
susurrando sus ganas,
y hay una algarabía
de vuelos sobre el agua.
Esa barca tranquila
ve la vida que pasa,
y aunque ella quisiera,
no podría amarrarla.
Ella quieta, en espera
de libertades y alas,
de compromiso y rutas,
de playas que desearía
estar alguna vez
tranquila y encallada.
Esa barca
se parece a mi misma
en su desesperanza,
de ir y abrir camino
a conquistar su alba,
mientras tanto,
ella mira como pasan
las aguas, en ese ir tranquilo
de las ondas que danzan,
hacia el mar infinito
que la espera con ansias,
para un viaje tan largo
como sus propias ganas…
Eas barca parece
enfrentarse a mi misma,
urdiendo las distancias.