Es propicio mirarte
cuando nada se oculta,
cuando descorres velos
detrás de las preguntas.
Cuando sonríes dulces
sonrisas desde adentro
y la paz, juega firme
sin dudas, ni lamentos.
Es propicio abrazarte,
incluyendo los besos,
cuando canta la fiesta
del amor siempre eterno.
Y realizan la búsqueda
de un inefable anhelo,
sugiriendo que es poco
lo que buscas de lejos
para encontrar tan cerca
la paz entre los besos.
Es propicio mirarte,
cuando todo lo bueno,
se desdobla cruzando
la paz en nuestro cielo
y hay música en la sombra
de todos los desvelos.