Entonces Yo
Entonces Yo

Entonces Yo

Entonces yo: 

ni gritos, ni esperanza, 

entera en mi silencio 

y en mi insomnio, 

proclamándole al alba 

mis querellas, 

mis hitos conocidos 

y perdidos, 

mi sol de madrugada. 

 

Entonces yo, 

inadvertidamente, 

vertida en el ocaso 

de mi misma. 

Claudicando certera 

a los designios 

que otrora entronizaran 

mis quimeras. 

Tan certeras y astutas 

como dagas

clavadas en el centro 

de las palabras mágicas. 

 

Entonces yo, 

sin más que hablar, 

sin nada que soñar, 

tras de mi propia espera, 

ceñida a la esperanza 

de algún grito 

pariendo el renacer 

de otra quimera.

Vuelvo a olvidar

la herida, 

vuelvo a apagar 

mi hoguera.

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