Encomienda
Encomienda

Encomienda

Larga, angosta y oscura 

como serpiente negra, 

la calle se perfila. 

Cada esquina un bombillo 

a cuyo alrededor 

bailan y bailan 

mariposas nocturnas. 

La luz de las bombillas 

alargan nuestras sombras. 

Un perro largo y flaco 

nos vigila. 

La noche va en los gritos 

escondidos 

tras las gargantas niñas. 

Valientes, 

agarradas de las manos 

caminando o corriendo, 

casi corriendo, 

según el miedo 

que cae encima, 

las veredas aisladas, 

en sus predios oscuros. 

Después de muchas cuadras, 

llegamos, respiramos, suspiramos. 

La comadrona responde 

a los urgentes gritos, 

tras su figura grande y negra 

la calle negra 

pierde completamente su conflicto.  

 Asustados, cubiertos, 

detrás del viejo biombo, 

ansiosos aguardamos. 

Hay gritos prisioneros, 

en el cuarto, 

cuando la boca negra 

se abre en risas 

y grita una voz niña 

sus primeros reclamos…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp