En un día así,
¿qué te provoca hacer?
No lo sé!, me respondes
siempre duditativo.
Te encanta no ser claro
para no estar opuesto
a mi tanta inquisición.
El tiempo vuela raudo
sobre las pocas horas
que nos restan.
¿Salimos a pasear?
Y tu consientes
con ademán ligero.
Abrigos y bufandas
siempre repetitivos
para la siempre diaria
caminata sin treguas.
¿Norte o sur?
Y me miras,
desgranando mis pupilas,
¡Me da igual!
Yo te digo,
y tu alzas los hombros:
¡Es todo casi igual!
Es la misma columna
de árboles cautivos,
el mismo río vagando
con tanta placidez,
a veces descompuesto
por la brisa ligera,
a veces calmo, calmo
por temor a correr.
Y el mismo trinar
de las aves vecinas
y el mismo pasear
antiguo,
de gente conocida
que saluda y sonríe,
en la misma igualdad.
Es bueno estar andando
caminos conocidos,
solo un cambio ligero
de calor y luces,
el resto: ¡igual!
¡Gracias a Dios!