En Paz
En Paz

En Paz

¡Que infinita placidez

me embriaga ahora¡,

estoy en paz con Dios,

en paz con todos.

Ni una sola mirada esquiva

me señala,

ni una sola sonrisa

me perturba.

 

Estoy aquí,

de pie y manos juntas,

como en adoración

de algo infinito.

Con una solidez

trasnochadora,

una gran plenitud,

un gran alivio.

Cada minuto pasa,

y me parece

que florecen en mi

sesenta rosas:

todas vírgenes blancas,

transparentes,

airosamente quietas

y calladas…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp