En nuestro devenir
la historia es imprecisa,
no sabe de tus penas,
ni sabe de las mías.
Pasa y no te pregunta
por qué estás indecisa
o por qué nunca supo
de nuestras alegrías.
Esa historia pequeña
que lleva su entredicho
no te define el tiempo
como un tiempo preciso.
Tu sigues enlutando
los simples compromisos,
yo sigo en mi rutina
de no pedir permiso.
Tan solo el devenir
de lo que ya vivimos
viene sembrando huellas
que nunca supimos.
No preguntes al tiempo,
no pedimos permiso
al escribir la historia
ficticia que vivimos.