En mi orilla
sólo una barca triste
permanece.
El río va contándole
de historias
ocurridas ayer
sobre su cauce.
Y la cháchara crece
con la tarde
y el viento las convida
a otros lugares,
y el barullo de alas
sobre el río
tiene su eco alegre
en los parajes
donde tranquila, el agua,
se resume
a no querer danzar
hacia otros lares.
Y el sol,
que no quiere marcharse,
se retrae
iluminando horas
y plumajes.
Mientras la brisa
pasa, y juguetona,
hace danzar
las hojas de los sauces.