En mi mundo
de brujas y de hadas:
cualquier instante es bueno
en mis andanzas.
Ese camino largo
que va paseando ansias,
energías y risas,
o sombreados pesares
que enmudecen las aguas.
En mi mundo de hadas,
que domina la magia,
las olas hacen siempre
su trajinar de pascuas
donde solo alegrías
transportan las miradas.
Yo las miro sumisa,
sin adosarles nada
que sugiera un suspiro,
un decir en palabras
la ilusión de perderme
en las horas que pasan,
olvidando los coros
de las aves cercanas.
En mi mundo de sueños,
cualquier supuesto tiene
su rumor de agua clara,
su viaje intransigente,
sus luces y sus fraguas:
en los callados pasos,
en las tierras miradas,
en el calor que guardan
las manos enlazadas
para el correr despacio
de las tranquilas aguas…