En la tierra del nimbo celeste
el agresor escribe sus miserias
y luego las olvida,
el optimista ríe de la misericordia
mirándose a sí misma,
el perdido encuentra la luz
que nunca había perdido,
el argonauta pierde las esferas
que podían engendrar planetas,
el feliz es feliz como siempre,
porque su felicidad es eterna,
el odiado seguirá sus pasos,
sólo para recuperarse a sí
mismo y seguirse perdiendo,
el olvidado tocará la diana
que nadie podrá oir.
La florista recogerá las flores
de su ventana abierta,
la costurera coserá cortinas
para la casa nueva,
y sin embargo…
Todo será posible
en la tierra del nimbo
donde todo parece
vestirse de importancia
cuando quiera.
Todo se viste de halo luminoso
ocultando el modo de la tierra.