Sin cantos para alegrar
esa pesada estadía,
sin el rumor de oraciones
que aun a diario te bendigan.
Sin tus últimas palabras
para fechar tus heridas,
cuando la tierra fue manto
encubriendo la mentira.
Sin los últimos adioses
y sin los besos y lágrimas
llorando la despedida,
así sellaron ellos el odio
más hondo que la mentira.
Y después,
cuando es el tiempo
y las palabras que dicen
lo inútil de los silencios,
y del silencio, lo triste,
viene al fin a nuestro abrazo
una caja con tus restos
para cerrar cicatrices.
No, no mueres
porque ellos quieran
subyugar toda palabra
de tu libertad sin miedos,
o de tu amor por la patria.
Tu mueres como ese mártir
que aun a pesar de los años,
las ausencias, los miedos,
llevamos en la cumbre
de nuestros pensamientos.
Es así como alzas
tus banderas al viento.
Es así como vives
y seguirás viviendo.
¡Patria o muerte!
¡es la fuerza
de tu lucha
sin miedos!