En la noche
se marcan cicatrices
que reviven:
un adiós palidece,
una queja se anima,
un desajuste llora,
un ajuste permite,
un dolor permanece,
una luna desata
el fin de la vendimia
y juntos añoramos
esas horas desiertas
en desiertos monólogos
editando poemas.
En la noche,
todo aclara la idea.
El verso llega solo
a tu playa desierta
y tu, anhelas las horas,
tendida en tu trinchera.
Las palabras se agitan
incursionando en vetas
que las murallas forman
en su quehacer de nidos
y pájaros y huellas.
En la noche,
todo diversifica
el color de la aurora
con las horas en vela,
y las aves se juntan
en un clamor de alas.
Y en las olas, de fiesta,
la espuma teje sueños
que calman las arenas,
mientras unes los versos
que nacen en la bruma
de tu playa desierta;
abandonando angustias,
que, aunque no quieras,
llegan…