En este largo día
van danzando las ondas
del río, en su jornada.
El venturoso mar,
esperando la zafra,
va sintiendo las hojas
del árbol en sus aguas.
Y van pasando todos:
los que van apurados
en el trajín del alba,
mientras pasean los otros
que no apuran los pasos,
recolectando sólo
las bondades de un día
con su sol puesto en marcha.
En este largo día,
el reloj no camina
sintiendo horas menguadas
por la brisa que juega
mientras pasa y no pasa
a través de aleteos
de las copas desnudas
en las ramas que danzan,
mientras el río cruza
sin importarle nada
y el silencio te agobia,
y las horas se marchan…
En este largo día,
que no susurra nada
son pocas las ideas
unidas a la marcha…