Déjame Caminar
Déjame Caminar

Déjame Caminar

Déjame caminar

mi noche oscura

con la prisa que tienen

mis deseos.

Déjame, en un dejar

de aguas tranquilas,

donde sólo mi yo

marque el discurso

y se deje llevar,

ola tras ola,

más allá de los límites

de los versos sin rumbo.

Donde el rumor

tranquilo de las olas

acompañe el trinar

del pensamiento.

Y mi muralla sea,

para siempre

mi reducto de luz

en todas las mareas.

Déjame caminar,

eterna fragua,

de un desquite feliz

para mi alma.

Déjame caminar,

si con mis pasos,

¡marco el rumbo final

de mi odisea!

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