El ser que llega a tí
es el correcto
y llega, en el momento preciso
para que pueda suceder
lo que debe suceder:
llano y conciso.
Porque, aparentemente
somos esas figuras
del ajedrez contínuo
que los grandes espíritus
eligen que seamos,
en nuestra pobre sed
y nuestra pobre hambre,
sin límites de antaños
tejiendo nuestra red
de embalsamarnos
viviendo los detalles
que soñamos…