Grandilocuente árbol
que empecinas
tus raices y ramas
a romper
calles y muros,
¡que veleidoso tomas
el sol para ti solo
dejandonos tu sombra
fabulosa!
Potentes tus raices,
hiriendo surcos,
se amotinan en busca
de libertades nuevas,
y vas creciendo,
y vas juntando fuerzas,
atravesando
a cada impulso,
lindero y fortalezas.
Diciéndonos a todos
que eres dueño
del suelo que te dio
las energias
para saltarte todos
los obstáculos,
venciendo tu prisión,
llevandote la vía.
Nos tocara enmendar,
sin remendarte,
la culpa de pensar
que no eras importante.