Después de mí,
las ganas
de una canción nocturna.
El beso que se ofrece
y el beso que perdura.
Después de mí,
las notas
que llorando escribiera,
en una noche triste
oscura y sin estrellas,
en ese ciclo mágico
dilucidando esquemas.
Después de mí,
las suaves
melodías de antaño,
las pasadas ofrendas,
los sueños encontrados,
la contínua ventana
abierta al infinito,
el mismo azul
cubriendo
nuestras tontas esperas
y el amor que soñamos,
sin perder ese halo
que da la vida eterna…