Después de tantos dimes
y de tantos diretes,
la penumbra, pulsando,
los ángulos de siempre.
Esa eterna porfía
rondando entre las mieses
de otra entrega en la zafra
de lo que nada entiendes.
Y yo, burlando al alba
sigo queriendo siempre
olvidar pormenores
que nunca me entretienen,
y a pesar de lo mucho
que recuento el va y viene,
sigo aqui, impasible,
como estatua silente
sin añadir lo poco
que podría ofrecerle
a otra vendimia tonta
para saber si viene
el huracán de olas
que tanto te entretiene,
entre las coplas mías
y las tuyas, de siempre.
Después de ese después,
alguna vez izamos
las banderas eternas
que siempre cobijamos
con algún hasta cuando
o algún beso obligado,
en un ahogar silente
de los tantos andares
que andaríamos siempre
entre un recuerdo y otro
entre una risa y otra,
entre un abrazo y otro,
que, siempre nos conviene.
Es así como andamos,
en nuestro mundo, a drede.
Es así como andamos
y así como esperamos
amanecer de luces
de sonrisas y sueños,
alguna vez guardados.
Y es así como yacen
por siempre los recuerdos
de fortuitos motivos,
en el tedio de siempre,
que llevaron las horas
de las remotas olas,
en eternos va y viene…