Desde Que No Estoy
Desde Que No Estoy

Desde Que No Estoy

Desde que no estoy,

las nubes no suscriben mi nombre

haciendo sus piruetas

simplistas y libérrimas.

 

Desde que no estoy,

ni siquiera las hojas me recuerdan

en su viaje sinuoso

hasta la tierra.

 

Desde que no estoy,

las tormentas,

apegadas al rayo, no demuestran

 la soledad de mi que las despliega.

 

Desde que no estoy,

sucumben las mareas

con su ir y volver sobre las playas

tan lánguidas y audaces,

como siempre,

en su querer besar otras riberas.

 

Desde que no estoy,

cruza tan diáfano el vuelo de las aves

que ayer viera,

hacia la misma ruta que siempre perfilaran,

hacia el mismo verdor que siempre las cubriera.

 

Desde que yo no estoy,

ya no hago falta

en el siempre mirar de las estrellas.

 

Desde que yo no estoy para cantarle,

el mundo traza vueltas

y más vueltas,

sin recordar mi canto que le canta

a la vida que emana del planeta.

 

Desde que no estoy,

soy una gota,

tratando de encontrarse

con su huella.

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