Desde que no estas,
se hace añicos la forma
para nombrar tu ausencia,
usando el indiviso placer
de rescatarte.
Hace falta la huella
nombrada de días.
Hace falta el conflicto
de entender lo que sientes,
aún estando ausente,
sintiéndote en mi misma.
Perdida en el letargo
de recordarte tanto,
ya me olvido que existes
solamente en mis sueños.
Desde que tu no estas,
sufragando los gastos
de vivir indispuesta,
hago giros de nube
sugiriendo tu vuelta.
Doy largas al desvelo
de sentirme incompleta
en esta extraña búsqueda
de la unidad perdida.
Recomiendo a mi espíritu
un olvido completo
y me encierro en partículas
que niegan mi silueta.
Cuando volando pasan
los días que te aguardo
se esfuman en premisas
las noches que soslayo.
Un instante te pierdo
y en el otro te encuentro
reconquistando visos
en los que te recuerdo.
Me encierro en una gama
De encuentro y desencuentro.
No sabiendo de tretas,
mirando o suspirando,
al pasar de mis horas
tan solo en esperanto,
desde que tu no estas,
me pierdo en tus espacios
sin encontrar las formas
de seguirte aguardando.