Desde la última travesía,
mi alma duerme
sobre las arenas.
Y nada la despierta,
ni siquiera,
si ve la luna llena,
o el romper de olas,
las espumas fugaces del ahora.
Desde la última travesía
mi alma grita
con su dolor de olas
y canta canciones
que le gustan
y escribe los sonetos
desde la aurora.
Desde la ultima travesía,
pareciera nacer la nueva vida.
Esa que esperas
cotidiana y fija
en historias distintas, repetidas,
sólo para el soñar
de las olas rendidas,
ante el viento que lega
las mareas, la huida
desde la propia ola
a la lejana orilla.
Sólo soy yo y las olas
en la eterna profía,
hacia un puesto pesquero
que, antaño, conocía.
Desde las voces fuertes,
la constante alegría,
los colores cambiantes
del mar en su porfía,
de eternizar oleajes
hacia la vieja orilla,
era el seguro suelo,
que siempre soñaría.