Desde La Tempestad
Desde La Tempestad

Desde La Tempestad

Desde la tempestad de mi refugio, 

esos mismos refugios se acicalan 

impidiendo promesas y palabras 

en un desfallecer, sin sentir nada, 

que regrese a la calma 

de mi almohada. 

 

Desde esa tempestad que se incomoda 

aletargando horas, en su zafra, 

me propongo esgrimir todas mis armas, 

en líneas tan directas como amargas. 

Y es que no se vivir sin tus palabras 

a pesar del deseo y las distancias. 

 

Pareciera añorar las horas largas, 

la beatitud del cielo, mientras labra 

una y otra respuesta, ya archivada. 

Así evado las horas, susurrando 

que me voy de tu vida, naufragando, 

en ese deshacer de canto y ola, 

buenas para las horas del letargo.

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