Desde el letargo,
desde mi letargo,
amanezco dormida,
danzando con las horas.
He soñado dormida
y he dormido soñando
con las caras ocultas
que decoran mi cuarto.
La lluvia nos consigna
ha seguirnos mirando
y una luna redonda
se dibuja entretanto.
¿Son estas, o no son,
las horas del remanso,
cuando miro tu espalda
y haces mutis al patio?
Y se estrena la noche
con su roar de sapos,
hasta donde los sueños
abren al fin sus hábitos.
Dormida, saludo
tu sombra en mi letargo
y acaricio la almohada
que separa mi espacio
Y el espacio no existe,
libre, señero, amplio,
se marcha hasta tu cuerpo
que me sigue estrechando…