Desde aquí, yo te espero.
Desde aquí, te imagino
solitario y diverso,
creciendo en los motivos
que mandan travesías
hacia mundos distintos.
Y tu suelo de siempre
languidece en el ritmo
de la canción alegre
que se oía al principio,
dando tristeza al alma
o empujando motivos
que siempre fueron nuestros
y ahora son distintos.
Desde aquí, sólo sombras,
desde aquí, sólo mitos.
Sólo dolor que aqueja,
sólo renuncia y grito
por lo que no te acoje,
por lo que no soñaste
lograr desde el principio.
Desde aquí las canciones,
vencidas, sin su ritmo.
La tristeza que late
en todos los rincones
que acogerán los gritos
de las risas perdidas
en el ayer vivido.
Desde aquí, sólo quieta
alma que ve el camino
hacia el inexorable
volver, que prometimos,
recogiendo promesas
de olvidados motivos.
Deshaciendo los sueños,
para volver al siempre
volar ¡que nunca ha sido!
Llevaremos la gloria
de extender nuestras alas
en el extenso azul
que vela los caminos…