¿De qué te espantas?
el bebió de tus aguas
suponiéndolas suyas,
tu hiciste tu milagro
a sus espaldas.
Sin saber cómo,
te fuiste diluyendo
sin que hubiera un final
para tus ansias.
El se quedó
con su sed ya saciada,
sin redimir el cántaro
que entonces le ofrecieras,
como quien toma
lo que le pertenece
sin mirar la presencia
del otro,
que se altera,
por estar entregando
todas sus pertenencias
sin estar recibinedo
la promesa o el pago
de juntos respetar
el dar y el devolver,
que pareciera,
ser la felicidad
de tanta gente
que vive sonriendo
a su pareja.
¿De qué te espantas?
¿diste sin recibir?
¡pobre querella!
Que no le quita el sueño
a ese mendigo
que te dejó desnuda
ante la senda
y saciada su sed
tan solo olvida
el agua que bebió
sin merecerla.