No soy yo,
desguarnecida.
No soy yo
equidistante a nada.
Anciana desde siempre,
petulante y confusa,
eufórica en mi limbo,
olvidadora olvidada
de mi propio estrabismo.
De pronto,
me sé, me veo,
me transcribo…
y comienza la historia
cercana sus ruletas
pariendo mi ficción
y sus delirios,
sin que sepa siquiera
cuándo o cómo:
terrena y animal composición
nada y todo.