Soy yo, te digo,
la que legó a ambos lados
del camino
su costumbre de siempre
de estar triste.
No importando las causas
que tuviera
en cada cicatriz
me fui llevando,
los recuerdos de tristes
primaveras.
Y fue así, si al final
de todas las tristezas,
fue la triste ilusión
que nos uniera.
¿Piensas tener la propiedad
de las cosas mas tristes
que me cuentas?
Yo, en mi arcana tristeza,
embalsamada,
ocultaba todas las esperanzas
del sepulcro
que la guardaba presa,
y al abrirle las puertas
se escapaban
hacia otras noches tristes
mis querellas,
sin poder revivir las fantasías
que aguardaban,
ilusas, que volvieran.
No te sientas más triste
de lo que yo me siento
en este deambular de las tristezas,
cuando yo digo
que me siento triste
se que se sienten tristes, conmigo,
los planetas.