Cuando se va la tarde
y te queda la esperanza
de otro día mejor.
Cuando las nubes tienden
sus difusas espaldas
sobre el cerro,
que voltea su faz
para mirar al mar.
Cuando el descanso llega
después de la faena
y el astro rey asume
las últimas sonrisas
entre los estallidos
de los brillos que mueren
vencidos por la noche,
en la filosofía
del morir y nacer,
de cada día.
Cuando entre páginas lees
las cosas que te gustan,
mientras las horas vuelan
y gritan a sus anchas
sus presagios.
Cuando tu cuerpo exhala
sus grandes sentimientos
y hasta la soledad
se ríe con la vida.
Cuando no tiene dueño
la página que miras,
te preguntas…
¿qué falta?
Y empieza la vigilia…