Cuando Muera
Cuando Muera

Cuando Muera

Cuando muera

hijo mío, hija mía,

conviértanme en el polvo

de dar la eterna vida,

siémbrenme bajo la copa 

de un árbol bien alegre

repleto de mil ramas

que sostengan los nidos.

Allí, entre sus raíces

respirare profundo

sintiendo el aleteo 

de hojas y de alas,

los cantores cantando

alegres melodías

me cantarán la historia 

de todas sus batallas.

La lluvia,

que, cayendo, 

también cuenta su historia

me contará de nubes

transitando el espacio.

El río que ya sabe

centenarias leyendas

me hablará del origen 

de la especie en las aguas.

 

Ese árbol, sosteniendo

sus frutos, hojas, ramas,

golpeará en mis arenas

los buenos días del alba,

y yo, que soy pintora

modesta en mi morada

sonreiré a las mezclas

del sol haciendo galas

de un eterno poema

reflejado en las aguas.

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