Cuando vimos los surcos de la tierra
abrirse fuerte, guardando las raíces,
supimos del futuro de la siembra,
llenando nuestra alma de conciencia
hacia la plenitud de senderos felices.
Cuando oímos los cantos del obrero,
cayó sobre nosotros la certeza
de un nuevo amanecer tras de la gesta,
haciéndonos más libres, más humanos
para servir a todos los hermanos
y a la Patria recién redescubierta.
Cuando alertamos todos los caminos,
con los ecos, entonces libertarios,
sentimos que las voces del pasado
reclamaban más voces del destino
para hacer el futuro más humano,
y a la postre, más digno.
Cuando luchamos por hacernos libres,
la libertad surgió para abrazarnos.