Continuo o cotidiano
como el río que fluye
llevando su corriente
hasta el lejano mar.
Como el cielo poblado
de inminente tormenta
que oscurece las nubes
y modela su andar.
Como la prisa, al alba,
para el continuo viaje
que genera disturbios
y nos hace pensar.
Como el lejano trino
de pájaros que vuelan
hacia nidos seguros
en completa unidad.
Como el ebrio que canta
a su Dios y a la vida
entre sueño y bebida,
entre locura y paz.
Así es el devenir
airoso de la vida,
cuando cada vigilia
se convierte en solaz;
porque acaba la búsqueda,
las ansias se disipan
y ya no hay nada nuevo
que te invite a luchar.
La paz, esa que sueñas,
esa paz de los justos
se quedó en el disgusto
de esperar y esperar…