Como duele el silencio
cuando no se dijeron las palabras,
y ellas, quedan girando
prendidas a tu entorno,
sin descubrirse, sin trascender.
Lastimándote.
Como duele la ausencia
cuando los brazos
no se alzaron en busca
del tacto consabido
y quedaron, sin búsqueda,
incompletos.
Como duelen las sombras
cuando en vano,
buscamos entre luces
las presencias que amamos
y esas presencias huyen
rechazando el contacto,
dejándonos aislados,
desnudos, solitarios.
Como duele la herida
cuando siempre manando
van silencios, ausencias,
sombras y desamparos.