Como tu pulso narra
la presencia del tedio
en tus aguas tranquilas
en tu mal sin remedio,
van gritando mis dianas,
describiéndole al cielo
tantas noches burladas
escribiendo, escribiendo…
Y la luna pregunta,
sabiendo de una nube
que cubrió su celaje,
cuantas penas le quedan
a las simples estrellas
que ignoraron su viaje
sólo por dar noticias
del tiempo y sus viajes.
Como tonta encomienda
que no dañara a nadie,
propongo serenatas
describiendo el paisaje
que alguna vez viviera,
allá en mi mundo de antes,
oyendo viejos cuentos,
que hoy, no conoce nadie.
Y me quedo tranquila,
tratando de invitarte
cuando las olas vuelan
en un dormir a gusto
que no dañara a nadie,
incluyendo a mi misma
y a mis tontos alardes.